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Álvaro Marías: "Toda la vida de mi padre fue un modelo de convivencia"
2014/06/18

El músico Álvaro Marías.

Manuel Carmona Rodríguez

Ayer se cumplía el primer centenario del nacimiento de Julián Marías. Hoy la Biblioteca Nacional le rinde un merecido homenaje en el que participan entre otros su hijo Álvaro Marías y su nieto Daniel Marías. Esta es una de las razones por las que Rick´s Café se ha acercado a conversar con el músico Álvaro Marías.

Vaya aquí también la gratitud de este periodista, de esta revista y sus lectores a los compañeros del Departamento de Prensa de la BN, por ofrecernos caminos informativos que recorrer.

Álvaro Marías siempre está ahí para cuando se le requiere acerca de su padre, bien lo saben Rafael Hidalgo y Francesco de Nigris cuando el primero de ellos les solicitó su ayuda para elegir una serie de imágenes del filósofo y sus circunstancias, que acompañaron al excelente ensayo Julián Marías: retrato de un filósofo enamorado.

Tomo nota y me comprometo a seguir escuchándote durante meses acerca de Julián Marías, ese referente imprescindible para la vida cotidiana.

Qué simboliza la Sonata en Sol Mayor de Domenico Scarlatti en la vida de tu padre. 

Cómo seleccionasteis entre tú, Alejandro Marías y Jordan Fumadó, el repertorio que vais a interpretar en la BNE hoy 18 de junio. 

Nada en especial. Cuando me pidieron que tocara una pieza con mi hijo Alejandro como clausura del homenaje de la BNE, me pareció que podía resultar extemporáneo y hasta un poco ridículo. Luego me quedé pensando, y se me ocurrió que la Sonata en Sol mayor de Scarlatti –una obra que adoro y que he tocado por medio mundo- podía ilustrar bien la faceta de mi padre como pionero de los estudios sobre el s. XVIII -por entonces muy poco frecuentado por los historiadores- y como bibliófilo capaz de reunir con pasión una asombrosa biblioteca del setecientos. Scarlatti, madrileño de adopción, descubrió a los españoles su propia música: su sonata en Sol mayor K. 91 es un ejemplo acabado de ese fascinante fenómeno que Ortega denominó plebeyismo. El garbo, la majeza y casticismo de esta música me pareció que garantizaba el poder evitar lo más peligroso e impropio: convertir el homenaje a mi padre en un pringoso y ternurista acto familiar.    

Una pregunta muy íntima, cuando piensas en tu padre y en tu madre, qué pieza musical se te viene a la cabeza, y por qué. 

Mis padres eran poco musicales. Quizá mi madre algo más. En mi padre me sorprendía que, siendo poco musical, tuviera muy buen gusto y que sus opiniones en este terreno fueran imprevisiblemente certeras. Creo que le gustaba muy especialmente la alegría y elegancia de Mozart. Sentía, por cierto, adoración –que comparto plenamente- por esa obra maestra que es La verbena de la Paloma, cuya grandeza tantos españoles desconocen. Un gusto que se corresponde mucho con su absoluta falta de pedantería.  

Con todo, si quisiera asociar alguna música con mi padre, pensaría en las Suites para violonchelo de Bach: por su profundidad, por su inteligencia, por su reciedumbre, por su austeridad; también por situarse por encima del tiempo, por su intemporalidad y por la alegría y confianza del verdadero creyente que subyace en ellas.  

Leí hace tiempo que tu padre estimaba a la cantautora Joan Baez, qué le aportaba escuchar su música y sus letras.  

Mis hermanos, cuando eran adolescentes –a diferencia de mí, que jamás escuché una nota que no perteneciera al ámbito de la música culta- martirizaban a mi padre, en su propio despacho de trabajo, con Elvis Presley, Los Beatles, Peter, Paul and Mary y otras muchas lindezas que mi padre soportaba con santa paciencia. Calculo que tendría que realizar un esfuerzo sobrehumano de abstracción para poder seguir escribiendo su obra.  

Recuerdo que aborrecía especialmente a Bob Dylan. En cambio, le gustaba Joan Baez. Le alabo el gusto. Decía algo sorprendente y heterodoxo: que las tres voces femeninas que más le habían gustado eran las de Victoria de los Ángeles, Elisabeth Schwarzkopf  y Joan Baez.   

Si nos concedemos la oportunidad de soñar despiertos, pensemos en la posibilidad de que un día se sienten un escritor, un crítico cinematográfico, un músico y un estudioso del arte, porque un productor les ha encargado junto a un grupo de artistas hacer una película sobre la España de 1914 a 2005 en el que Julián Marías es el coprotagonista. El guión puede partir de sus Memorias. Como músico, qué partituras se te vienen a la mente para acompañar esa producción audiovisual. 

¡No me haga reír! No conoce a mi familia. Somos lo más independiente e insolidario que se pueda imaginar. Lo más alejado a un clan o a una familia piña que concebirse pueda. ¿Una película en familia? ¡Si rara vez nos juntamos ni para la cena de Navidad! No me voy a romper la cabeza para pensar en una banda sonora tan improbable.  

Cómo os habéis coordinado con Helio Carpintero y la BNE para realizar este homenaje. 

Eso son cosas de mi sobrino Daniel, que es el único miembro de la familia sin un solo gen de lobo estepario.  

Del padre, qué gestos consideras que son un legado de convivencia irrenunciable. Del filósofo y escritor, qué obras te gusta releer y saborear. 

Mi padre fue durante toda la vida un liberal de los pies a la cabeza. Adoraba y defendía la libertad a capa y espada. Y cuando no la había, se la tomaba por su cuenta y riesgo. Toda la vida de mi padre fue un modelo de convivencia. Basta leer cualquiera de sus libros sobre España, en especial la trilogía de La España real. A lo largo de toda su vida se esforzó por superar el desastre de la guerra civil y luchó sin sectarismo de ningún género por la conciliación de los españoles.  

Personalmente me gustan mucho los libros de temática española. Sus estudios sobre historia y literatura me resultan próximos por mi lejana  condición de filólogo. Pero pienso que lo más importante está en los libros más estrictamente filosóficos.  

Vuestra madre escribió una obra extraordinaria, España como preocupación. Qué lecciones podemos extraer de ese libro y de su persona para la España de nuestro tiempo. 

España como preocupación es un ejemplo de la humildad que caracterizó a mi madre. No es ni siquiera un libro: es una antología con introducciones tan breves como sustanciosas a los textos reunidos. Es una obra puesta al servicio de España, en un momento en que la búsqueda de las raíces profundas de lo español era particularmente urgente. Si algo caracterizó a mis padres fue un desmedido amor hacia España, llevado a extremos de valentía y sacrificio difícilmente comprensibles. Si no fuera porque se presta demasiado a tergiversación, diría que fueron dos  patriotas casi enfermizos.  

Se ha ido hace poco tiempo la figura de Adolfo Suárez. Vuestro padre conversó larga y profundamente con él durante los años de la transición. Ambos se marcharon a la vida perdurable sin hacer ruido. Y, sin embargo, sus legados y obras laten con una fuerza extraordinaria frente a aquellos que desde compartimentos estancos han provocado corrupción, crisis, desmoralización, pérdida de libertades-derechos y oportunidades. ¿Qué podemos hacer siguiendo a Julián Marías y a Adolfo Suárez para revertir las circunstancias? 

Sí, mi padre sintió una gran estima por Adolfo Suárez, estima que era correspondida. La verdad, no tengo ni idea de que es lo qué podemos hacer para, siguiendo a Julián Marías y a Adolfo Suárez, revertir las circunstancias. No soy ni pitonisa ni santo milagrero. En el caso de mi padre, podemos leerlo, claro.     

Qué pieza musical propones para que aquellas personas y diversos miembros de diferentes generaciones que están luchando porque la democracia se regenere y profundice en su participación sea una realidad alcanzable, y les acompañe durante ese trayecto arduo y difícil que supone su conquista. 

Desde la antigüedad se ha creído en las capacidades curativas y milagrosas de la música. A pesar de mi pasión por la música no puedo terminar de creer que la música sea capaz de tornar valerosos a los cobardes, veraces a los mendaces u honrados a los venales. Si fuera así, las cosas estarían resueltas.   

Pero no quiero eludir del todo su pregunta: si se tratara de reencontrar a través de la música la esencia de lo español, en toda su profundidad, su grandeza, su contención y su mesura, la música española del s. XVI: Cabezón, Diego Ortiz, los vihuelistas, Morales, Victoria… 

Si se trata de buscar la fraternidad de los todos los hombres o la  exaltación de la libertad, Beethoven.    

Sobre qué te gustaría hablar que no hayamos hablado. 

Podría hablar de mi padre durante meses. Hay temas clave de los que no hemos hablado, tales como el cristianismo, como su valentía, como su veracidad, como la coherencia entre su vida y su obra, como su capacidad de resistencia a los golpes de las dos Españas, como su pensamiento filosófico, como su sentido de la amistad, como su admiración por la mujer, como su entusiasmo por la pintura o la literatura… ¿Qué sé yo? Sería imposible.