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Un lugar para disfrutar de la vida
Eterno Camarón, segundo quejío
2014/03/20

Para ti

A Ricardo y Edith en memoria de Maite

 

Manuel Carmona Rodríguez

Fotos de Rafael Sánchez

Camarón es vida y música, una vida entorno a la música. Fue toreando sus trayectorias de la mano de los diferentes palos del flamenco, y a todos los dotó de su personalidad. En cada uno de ellos, dejó huellas de la vida de los otros y también de la propia. Hay en su cante historias de vidas. Los interpretó según su ángel y duende, eso fue lo que le ha hecho ser diferente.

Aquel niño que soñaba con un capote y una muleta sintiendo la espuma y la salina de la mar, le echó a la vida la valentía del romántico. ¿Descubriría Camarón las esencias aún ocultas de la bravura del pueblo español que se rebeló en la Isla contra Napoleón?

Hay implícita en las posibles respuestas, una mística que combina la cábala, la historia y la cultura. Y, por supuesto, la literatura de los poetas clásicos que como Antonio Machado y Federico García Lorca supieron entender y transmitir al pueblo esas circunstancias y ese cosmos.

Vamos a empezar este segundo quejío con una Nana, como las que Miguel Hernández regaló a su hijo desde la cárcel. Hierros malditos aquellos salidos de una fragua que, si fuera de los Monge, llevaría grabada la palabra libertad.      

El espectáculo incluye 17 composiciones, 9 palos.

En la niñez, ¿qué le aporta el agua al niño?

Pedro, el granaíno: Cada año que pasa, Camarón canta mejor. Igual que Tomás, que Pastora. Hoy Tomás, canta mejor que nadie. En esa nana como en el resto de la obra de Camarón, está el mejor legado de él. Le vas escuchando y le vas cogiendo los detalles. 

¿Qué compañía le da el caballo al niño?

Javier Vargas y Vicente Muñoz: ¡Ni idea!

Todo artista tiene un microcosmos que le marca sus trayectorias vitales posteriores. Ese mundo que ya siendo un niño se idealiza, ese universo de los mayores que se convierte en referente. El niño que fue Camarón se hace adolescente, entonces piensa y siente que ha llegado el momento de devolverle a sus mayores parte de lo que éstos le han regalado. 

Cómo ha evolucionado el Barrio de Santa María de aquel ayer a hoy.

Luis Monge –hijo primogénito de Camarón–: Bien, sigue igual. Hay mucho arte, con muy buenos artistas. Mi padre grabó esa alegría y transmite muchas cosas bonitas que allí se vivían. Lo que él cantaba, te transmitía. Desde chiquitito, él iba allí y es un homenaje que él les hizo.

Y como en toda biografía, brota la chispa del amor. Son dos almas temperamentales, criadas en la cultura gitana. Conocen las circunstancias propias y compartidas, y las que se desconocen las irán descubriendo con el transcurrir de las vivencias. Van de frente.  

En Me voy por la calle abajo, vemos un detalle de la relación entre José y Dolores. Cómo se torea esa discusión entre el hombre ebrio y la mujer que le ama y espera.

Javier Vargas: Hay veces que la letra dice algo alegórico. Los niños que van en bicicleta desde el estero a su casa. Es la vida de Camarón en movimiento. Vamos a hacer un travelling ahí para reflejar ese viaje desde la mar hasta la casa. Hemos hecho entre el guión de la biografía y la dirección artística un recorrido cronológico de las canciones que Vicente quería, permitiéndonos alguna licencia.

Pedro, el granaíno: Eso es como en Soy fragüero, que no está y debiera estar. Refleja su niñez, y no está porque no lo hemos hablado. Te ves obligado a seleccionar.

Presencio escuchando a Javier Vargas, a Pedro -el granaíno-, a Federico Lobo y a Luis Monge la catarsis que para todos está suponiendo Eterno Camarón. Llegamos a uno de esos puntos en que el ánimo se palpa: en la cultura gitana los abuelos son sagrados. Todos nos emocionamos.  

Cómo evolucionó la relación de Camarón con sus padres, que él nos canta en Campanas del alba.

Javier Vargas: Yo se lo pregunté a La Chispa. Ella me dijo que la muerte de su padre le marcó para siempre. También a sus hermanos y a su madre.

Pedro, el granaíno: Él está desgarrado. Él va al Nazareno de San Fernando, al Gran Poder, y le pide que le salve a su padre y, sin embargo, le deja a su madre.

Federico Lobo: El padre de Camarón cantaba en la fragua, y eso está en el cante de Camarón.

Luis Monge: La verdad no sé qué quiere decir, …

… y se emociona. Luis se para, se le escapa una sonrisa, llega el silencio…

Le insisto un poco, con dulzura, y él, como torero valiente y noble que es, da el paso al frente. ¡Olé Luis!

Y tras el blanco y negro, llega la luz con sus matices. Luis habla...

No me he parado a pensarlo. En ese momento no sé que se le pasó por la cabeza a mi padre. Por desgracia él se queda huérfano de padre con doce años, la misma edad que yo tenía cuando él muere. Él llevaba esa pena por dentro. Él era muy fanático del Gran Poder de San Fernando y en esa letra lo refleja. La hizo pensando en esas vivencias, en lo que le pidió. Y como te decía Pedro, el granaíno, le contestó que no, que le dejaba a su madre.

A mi padre no le dio tiempo de hablarme de mi abuelo, yo era muy niño.

El adolescente que era Camarón se hace adulto por la presión que esa circunstancia le ocasiona a él y a su familia de origen. No es aún mayor de edad y, sin embargo, ya tiene que torear a la vida. Entre muletazo y muletazo, le empiezan a llegar las letras que otros componen para él, y en las que canta vivencias de otros que él sabe interpretar con su genio único.

Quién era esa rosa platónica a la que le habla cantando.

Pedro, el granaíno: Esa letra es de Paco. Otra maravilla es La primavera, que es de Juan Antonio Salazar. Yo me pregunto, ¿de dónde saca este gitano estas cosas?

Se puso a cantar Juan Antonio hace unos días y nosotros mirándole emocionado. Son genios. Camarón hacía las letras suyas. Eso es muy complicado.

Javier Vargas va a hacerlas suyas bailando por el genio de Camarón, interpretado por el duende de Pedro -el granaíno-.

Javier Vargas: Él cambió algunas letras. Él necesitaba hacerlas suyas. Si no le llegaba, no las cantaba.

Camarón, persona libre. El romántico anárquico. En una España que camina a caballo entre lo que será la década del desarrollismo y la de la transición española. Casi treinta años para madurar al niño que nació en 1950. Llega el año 1979 y se produce la eclosión de La leyenda del tiempo. Ya lo dijo Ortega, a los treinta años cada hombre, cada generación, presenta su proyecto de vida. Estos hombres y esta generación impactan en el mundo.

Cómo fue esa transición de ser una realidad joven del flamenco a que todos los que compartieron La leyenda del tiempo, se convierten en unos referentes míticos.

Vicente Muñoz: Hay una leyenda urbana que dice que la familia de Camarón y la de Paco se habían peleado a partir de un momento. Cuando le hablamos del proyecto a Luis Monge, él nos dijo: llámale a Paco. El tiempo todo lo arregla. Y los malos entendidos y la herida se ha ido cicatrizando. He ido con dos músicos a los dos días de haber muerto Paco para grabar una película. Y Luis me dijo ¡no puedo ir porque Paco ha muerto, estoy de luto!

Tiramos del archivo documental que MANSEN Producciones está realizando para Eterno Camarón y escuchamos a Kiko Veneno contarnos que con La leyenda del tiempo, José quería algo nuevo. Tenía mucho aplomo. Él sabía que estaba arropado por todos sus compañeros, y que él estaba afinado. Que los tiempos le iban a bendecir. Él aprendió todos los cantes y de todos los cantantes clásicos del flamenco. Con 15 años, él los tenía en su corazón y en su quejío; lo que a Antonio Mairena le costó años. Él era un príncipe de la música. Antes de La Leyenda del tiempo, había dudas en la gente, pero él lo afrontó con tranquilidad, valentía y seguridad. Con su sonrisa tranquila y sencilla. ¡Ya lo entenderán!, él decía.

Se gesta así una nueva trayectoria vital, un nuevo camino de vida.

¿En qué se entretiene el mito y su gente por el camino?

Javier Vargas: Como lo quieras leer, tiene muchas lecturas. Yo tengo la sensación, por mi conexión con él, que Camarón no se entretiene por el camino. Él vivía apasionadamente, le encantaba lo que vivía. Él no buscaba ciertos entretenimientos. Él era feliz. Su palabra es libertad. La Chispa me lo corroboró. Él era libre. Asumía sus caminos y las responsabilidades de éstos.

Dos mujeres marcan la biografía de José Monge; su madre y su mujer. Cada una aprendió a llevarle desde las circunstancias y los proyectos que compartieron con él. Nos habla el nieto de Juana Cruz; el hijo de Dolores Montoya.   

¿Cómo templa una madre el carácter de un niño, y la mujer el carácter del hombre?

Luis Monge: Mi abuela era muy buena. Yo era pequeño cuando ella faltó. Mi abuela vivía con mi tía Isabel –hermana de mi padre–, me daba mucho cariño, también a mis hermanos.

Mi madre sentía su alegría. Juntos formaban mucha fiesta. Hicieron una entrevista a raíz de una fiesta a la vuelta de una gira de mi padre en la Fragua que se retransmitió a través de Canal Sur.

Y se produce la magia del reencuentro. El artista da descanso al mito, y saca su piel de esposo, padre, hermano, tío, vecino… Es el hombre, la persona.

Cuando se juntan los amigos y las familias en el barrio, ¿qué es posible vivir?

Luis Monge: Cuando él venía de sus giras, desde que yo vine al mundo, él lo que quería era disfrutar de su familia y de su casa. Estar tranquilo.  

José viene de bregar en la calle. Dolores de bregar y esperar en la casa. ¿Qué aprendizaje hizo cada uno para vivir esa historia de amor que es eterna?

Pedro, el granaíno: ¡Imagínate! ¡Cuántas tentaciones! La hija de Elvis Presley da conferencias sobre su padre. En Barcelona, hace unos días, me veo en la portada de la revista Rolling Stones una foto de Camarón. Está a esa altura.

Javier Vargas: La Chispa sabía dónde se metía. Estaba enamorada totalmente… Son cosas personales, y practicando también una cierta resignación.

Federico Lobo: La familia nos transmite que traía amor y regalos para ellos, para los vecinos. Su familia es lo primero.

Y ahora cuando escuchamos de nuevo hablar a Luis Monge Montoya, nos alegramos de que el ciclo de la catarsis se haya completado. Camarón está con todos porque cada uno de los suyos vive con ilusiones y proyectos.  

Luis, ¿qué está suponiendo para vuestra familia Eterno Camarón?

Luis Monge: Lo llevamos con mucha alegría. Ahora que mi madre y nosotros lo tenemos asumido, han pasado veintidós años. Que la gente quiera escuchar de su vida, ¡es muy fuerte! Sentimos esa admiración que le tienen. Vienen niños de tres y cuatro años acompañados de sus madres porque quieren conocernos. Son muy fuertes esas sacudidas. Les gusta su música, su cante.

Yo actuando como guitarrista estoy encantado de hacerlo. Estamos haciendo obras de él en directo. Llevamos meses ensayando. Está saliendo muy bonito.

Mi hermana Gema está muy ensimismada, le pregunta a nuestra madre ¡Mamá!, cómo lo vivías. Está metida con los guiones desde que le hicieron el casting. Nuestra madre es la mejor fuente de documentación para todo esto y, sobre todo, para su papel. Mi hermana en cualquier momento me pregunta sobre esto y lo otro, aunque esté trabajando mano a mano con mi madre. Yo me meto más en el guión.

La etnia gitana está en las narraciones de Oriente y Occidente, y ha dejado su huella en el África negra y árabe. José nos deja parte de sus esencias en Yo soy gitano.

Cómo parió José Soy gitano.

Javier Vargas: Eso empezó en Santa Clara en la productora de Josele, como aquello no iba, se vinieron a La Pañoleta a hacer los arreglos. Una vez hechos, se llevan la maqueta disco a Londres donde lo rematan. Hay una anécdota, al haber varios músicos, cada uno puso una frase. La de Camarón fue Yo soy gitano.

Y al autorretratarse así, lanzó un mensaje fresco para las nuevas generaciones. Ahora os toca a vosotras saberlo interpretar. Tengan presente que el pueblo gitano es caminante, conoce las fronteras. Éstas son punto de encuentro, de dar lo mejor de sí mismo y compartirlo. De conservar lo auténtico y valioso del pasado. De crear nuevas costumbres que merezcan la pena a partir de la fusión consensuada con libertad y compromiso. El futuro es un sueño y una realidad por hacer… como la primavera que estamos viendo nacer.

Qué sueños abre la primavera.

Vicente Muñoz: Esta rumba que forma parte de la segunda parte del espectáculo es porque queríamos que la misma fuese más fresca. Cuando estoy cansado del flamenco, voy a lo más fresco, a esa segunda parte que esperamos que le guste al público más adolescente.

Y si una rumba es un reflejo de una vivencia o de una etapa; en cuatro sevillanas, Camarón nos sintetiza la vida.

Qué posibilidades tienen unas sevillanas de contarnos la vida.

Pedro, el granaíno: ¡Ya te lo diré! Las sevillanas Pa qué me llamas, eso es sentencia a muerte. ¡Válgame, Señor! La sevillana la sacó algún gachón. ¡Vámonos, mi alma! Si la canta un rociero esa sevillana, sería distinta. Yo soy gitano y estoy pasando unas fatigas para cantarla. Nunca la había cantado. ¡No vea! ¡Hazlo de verdad!, como él. ¡Cómo marca! Esa y La primavera, los tonos que tienen…

Federico Lobo: Esta obra y este personaje con su vida suscitan setecientas preguntas…

Y antes del silencio, la penúltima.

Sobre qué os gustaría hablar que no hayamos hablado.

Federico Lobo: Por un lado, nuestra gratitud a la familia de Camarón, a su mujer y sus hijos. Si mi padre fue tan famoso, van a esperar lo mismo de mí. Luis es muy sencillo, como todos ellos. El que canta, José, es Camarón. Gema, la hija se parece a su padre.

Por otro lado, están pasando tantas cosas en este proyecto, que te das cuenta de cómo ellos cuidan todo, con qué cariño. Las guitarras, los micrófonos, las cintas de revox –de estudio de grabación–. A Camarón le encantaba la tecnología.

Luis Monge: Si mi padre viviese, estaría aquí metido conmigo en el estudio.

Vicente Muñoz: De las pocas ayudas que tenemos. ¡Todo es mentira! Si subvenciones para PYMES, para el flamenco, a nuevas empresas culturales del Ministerio. ¡Todo mentira!

Hay una tienda muy humilde en la Alameda dedicada a vender ropa de época. Antes tenían sus dueños dos tiendas y ahora se han quedado solo con una. Sus dueños me han ofrecido la ropa sin pedirme nada a cambio. Me han dicho: te dejo la ropa a muy buen precio. Esto es un chollo. Estamos recibiendo ayuda de gente sin muchos recursos. Los músicos no están cobrando los ensayos, tampoco los actores.

Centrándonos en Camarón, anatómicamente hoy ya sabemos que su garganta era diferente, era femenina. Y su oído y su swing eran únicos.

Javier Vargas: Cuando Vicente me habló del proyecto en Bellavista, a los cinco minutos le dije: ¡Me gustaría hacer el musical que Camarón habría hecho! Sé que es una osadía, y que también depende del presupuesto. Por ahora, ¡es el proyecto de mi vida! Yo estoy agradecido por confiar en mí en un momento en que pude tirar para otro lado.

Seguiremos escuchando y sintiendo los quejíos de Camarón…