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Un lugar para disfrutar de la vida
Una semana en la Gloria, toma 3
2014/04/23

Vicky Raley presidiendo la sesión vespertina de la segunda jornada. A su izquierda, Rubén Muñoz. A la diestra Manuel Carmona y Fernando Moreno.

MCR

Si durante la mañana, el Paraninfo de la Universidad de Sevilla lo presidió el Dr. Harold Raley; al llegar la tarde ese lugar de honor lo ocupó la Sra. Victoria Raley quien con su sonrisa eterna del Caribe pulida por la brisa estadounidense, cautivó al público narrándole las múltiples vivencias que el matrimonio Raley compartió con la familia Marías Franco durante sus varias décadas de amistad. Rememoró la hospitalidad de Dolores Franco y de Julián Marías durante la primera visita de los Raley a España, donde sintieron el afecto y la sensibilidad de Lolita y la ilusión desbordante de Julián Marías.

Ambos les abrieron las puertas de su madrileña vivienda y desde allí acompañados por los cuatro hijos de la familia gozaron recorriendo y conociendo Soria, Toledo, la capital de España… Se dio la circunstancia de que por motivos meteorológicos aquel avión que traía a los Raley a España desde los Estados Unidos tenía que haber aterrizado en el Aeropuerto de Barajas. Sin embargo, lo hicieron por vez primera en el sevillano aeródromo de San Pablo. Desde entonces, los Raley sintieron afinidad por la capital andaluza hasta el punto de que Julián Marías por el entusiasmo de Harold y su visión de España lo nombró andaluz honorario.

Poco a poco, tras los aguaceros de la mañana, la luz celeste de la tarde primaveral fue inundando el Paraninfo, animando a un público reflexivo, participativo y comprometido con su labor de preguntar y hacer matices a los ponentes. Las mejores faenas se suceden de menos a más, el ambiente fue in crescendo, el aula fue completando su aforo y los ánimos florecieron.

Frente a aquel que preso de la ignorancia y envidia se queda estancado en los compartimentos estancos en los que participa y desde esos espacios de aguas estancadas pretende cambiar su vida y las de sus semejantes, en proclamarse adaliz de la vida cívica proclamando que a los congresos de filosofía van poca gente –él acostumbrado a reuniones de diez personas-; hombres y mujeres de tres generaciones debatieron durante tres horas y media sobre la vida en pareja, la vida familiar, las diferencias y analogías entre Europa y América, el sentido del arte en la vida, y la polémica también estuvo presente cuando se presentó la visión de Ortega y Henry sobre la experiencia vital.

César Moreno, en la esquina, presentando a Eugenio Silverio a su izquierda.

Como la vida tiene mucho de toreo, y si no que se lo pregunten a Ortega que en múltiples ocasiones se lanzó al ruedo para torear desde un novillo a un morlaco, y que con sus reflexiones hizo que el torero Domingo Ortega reconociera que toreaba mejor desde que iba a la tertulia de la Revista de Occidente; el Dr. Filosofía Rubén Muñoz tomó el envite de hablarnos sobre El arte de la pintura en Ortega. En una sala, el Paraninfo, que en sí es una obra de arte con sus caobas, sus cuadros de Murillo o Pacheco; Rubén Muñoz filosofó sobre la importancia de la perspectiva a la hora de mirar un cuadro o cualquier creación artística. Hizo un brillante recorrido por la visión de Ortega frente al arte desde 1908 cuando escribe sus primeros textos sobre la cuestión hasta el mismo año de su muerte en 1955. Y recordó a los presente la genialidad de Ortega para, por un lado, anticiparse a las vanguardias. Y, por otro, ofrecer una visión diferente sobre la vida y obra de dos pintores capitales de la historia como son Velázquez y Goya. Para terminar Rubén anunció para una próxima conferencia arriesgarse a hablar sobre la perspectiva del marco. Ahí queda eso. Torero le tomamos la palabra.

Y como anunciábamos más arriba, la polémica llegó con la intervención de Eugenio Silverio al tratar su visión de la experiencia vital a partir de los planteamientos de Ortega y Michel Henry. Osó a decir que Ortega afirmó nada moderno, muy siglo XX, por ser madrileño. La realidad es que Ortega hizo esa aseveración porque descubrió en las Meditaciones del Quijote que Descartes tenía una visión muy incompleta sobre la vida, sustentada básicamente en la razón lógica. Ortega le da un giro copernicano y anuncia su célebre yo soy yo y mis circunstancias y si no las salvo a ellas no me salvo yo. Esta sentencia es el descubrimiento de la vida personal, de la vida auténtica, a partir de los proyectos vitales o razones vitales que son irrenunciables. Por ello dirá Ortega seamos con nuestras vidas como arqueros que tienen un blanco. Entre la sólida intervención desde el público de la Dra. Nieves Gómez y la llegada del conserje anunciando la llegada de un grupo para visitar el Paraninfo cuando el reloj caminaba a las 20:00 horas se dio paso a la cena del grupo con vistas al Guadalquivir y al Paseo Colón.