Romualdo Benítez Serrano
Director: Andrew Niccol
Año: 1997
País: EEUU
Intérpretes: Ethan Hawke, Uma Thurman, Jude Law, Gore Vidal, Alan Arkin, Loren Dean, Jayne Brook, Elias Koteas, Chad Christ.
Música: Michael Nyman.
Fotografía: Slawomir Ldziak
Andrew Niccol
Nacido en Nueva Zelanda, en 1964, comenzó su carrera en Londres. Ya en Hollywood presentó un proyecto muy ambicioso y original: la semblanza de un hombre cuya vida entera desde su nacimiento formaba parte de un programa televisivo sin que él lo supiera. De ahí surgió El Show de Truman, finalmente dirigida por S. Spielberg y nominada al Oscar al mejor guión.
Tanto el El Show de Truman como Gattaca narran los peligros de nuestra época. En la primera se denuncia a los medios de comunicación con tanto poder que construyen la realidad a su antojo, utilizando a los seres humanos como marionetas. En Gattacaresalta la libertad por encima de la programación e incluso de la genética.
Otra de sus películas, Simone (2002), anticipa a lo que sin duda parece que se dirige el cine, a la interpretación de actores digitales, que no existen. Asimismo, participó como coguionista en La terminal de S. Spielberg (2004). En 2005 dirigió El señor de la guerra. Otras películas suyas son: In Time (2011) y La huésped (2013).
En un futuro no muy lejano los seres humanos son creados a partir del genoma de sus padres, que es seleccionado con el fin de obtener lo mejor de cada uno de ellos. No se trata de una eugenesia absoluta al modo de la de Un mundo feliz. Los niños son hijos de sus padres. Sin embargo, han sido manipulados para eliminar cualquier posible rastro de imperfección, como la miopía, el alcoholismo, el cáncer o, incluso, la inclinación a la violencia.
La película nos muestra una sociedad aséptica y ordenada en la que la contaminación ha desaparecido, las energías son renovables y no hay motivo para suponer que exista violencia o delincuencia. Nos encontramos en los inicios de un mundo aparentemente perfecto. El individuo no puede burlar a sus genes y un análisis de substancias orgánicas es la llave que abre o cierra las puertas al futuro de cada persona.
Paradójicamente en Gattaca el hombre es marginado de forma racional por la propia ciencia, siendo los más relegados del sistema precisamente aquellos que han sido gestados de manera natural. En un mundo de hombres y mujeres casi perfectos, estos seres conocidos como los hijos de Dios son destinados a realizar las tareas más ingratas a causa de sus imperfecciones. Pero no se subvierte el orden social establecido. Así, el comportamiento de la policía no nos resulta extraño, como sucede en 1984 de G. Orwelldonde se nos muestra una sociedad represora y totalitaria, en la que los individuos son adoctrinados para convertirse en esclavos al servicio del estado. Tampoco se alteran las relaciones sociales entre hombres y mujeres como podemos ver en un Mundo feliz o en El cuento de la criada de M. Atwood o en las narraciones de Ursula Le Guin. Asimismo, no se recurre a ninguna droga institucional, como el soma, para poder sobrevivir, por poner algunos ejemplos.
El protagonista, Vincent, desde que era niño ha fantaseado con alcanzar las estrellas. Su objetivo es ingresar en Gattaca, la base desde la que parten las aeronaves que viajan a otros planetas. Pero es un hijo de Dios por lo que su plan está por encima de sus cualidades naturales. Por ello, decide unir su vida a la de otra persona, Gerome, genéticamente perfecto, aunque un accidente lo ha dejado encadenado a una silla de ruedas. Surge, así, una rara vinculación. Vincent cuida de Gerome y éste a cambio le presta su cuerpo: restos de cabello, análisis de orina y de sangre que le van a permitir luchar por llegar a las estrellas a fuerza de una gran voluntad.
Todo esto que todavía hoy nos puede parecer tan lejano en realidad no lo es tanto. La investigación del genoma humano, recientemente catalogado al completo, nos abre las puertas para sanar muchas y graves enfermedades. Si podemos evitar que nuestros hijos sufran hemofilia, cáncer o síndrome de Down, ¿por qué no hacerlo?
Los hombres y mujeres de Gattaca son más saludables, más fuertes, viven mejor. Pero, ¿dónde está el límite?
La película revela solo las posibilidades que ofrece la ciencia sin censurar sus avances y dejando en manos del espectador el dictamen final. En el fondo suscita una inquietud filosófica: ¿Qué somos en realidad? El hombre es meramente su código genético o es algo más?
El protagonista se afana con todas sus fuerzas por lograr aquello que por naturaleza le es inalcanzable. Aquí, en esta lucha por lo imposible radica la fuerza de la película. No solo es el argumento principal de la historia, sino también de algunos de los pequeños sucesos que acaecen: Vincent cruzando una carretera a pesar de que su miopía le impide ver los coches; Gerome subiendo por la escalera de caracol, pese a la parálisis de sus piernas...
Toda la película suscita una serie de dudas, que va más allá de toda investigación científica. ¿Es el hombre una máquina más, medible, cuantificable? ¿Se puede determinar un estereotipo humano, definir un hombre ideal del cual todos los demás no son sino aproximaciones cuaantificables? ¿O somos algo más?
La tenacidad y el esfuerzo de Vincent rompen los límites que le han sido asignados por la naturaleza. Una de las razones que hacen el universo de Gattaca tan inquietante es que representa, por un lado, aquello que anhelamos: paz, un ambiente limpio, salud..., Pero, por otro, sentimos que difícilmente nos encontraríamos a gusto en él. Su perfección reside en la eliminación de todas nuestras imperfecciones hasta convertirnos en máquinas, engranajes que se deslizan entre sí sin rozamiento, sin calor ni emociones.
Los personajes de Gattaca viven en un mundo donde su humanidad ha sido recortada y se esfuerzan por mantener dominados sus propios sentimientos. El protagonista es un ser anómalo, un fraude dentro de esa sociedad. Se sabe diferente desde niño, pero no se resigna a aceptar el destino que le corresponde. Se enfrenta al sistema. Es un inconformista, pero no un idealista. Vincent no lucha para cambiar o mejorar su mundo, sino para alcanzar su meta. Desde el principio nos cuenta su infancia, su sueño inalcanzable y el coraje que pone en su empeño que acabará dando un giro a su vida. Pero después de esto no evoluciona. Tiene una única ambición, viajar a las estrellas. Todo lo demás, incluso Irene, debe ser dejado a un lado.
Irene, pese a su ingenuidad, progresa mucho más que el propio Vincent. Al principio aparece como un ser más de Gattaca, frío, impersonal… Su vida ha seguido siempre los cauces establecidos. Más adelante, sin embargo, veremos que no es tan perfecta como se nos ha presentado. Su corazón adolece de una anomalía, pero a diferencia de Vincent acepta su propia realidad. Cuando lo conoce conjeturamos que es capaz de amar. No obstante, su amor es a la medida del mundo en el que habita. Toma a hurtadillas un cabello de él para analizarlo y le ofrece a Vincent uno de los suyos que rechaza. Al descubrir el secreto de Vincent, la percepción del mundo que tiene Gerome se derrumba. Se percata de que no todo es previsible, no todo es como ella imaginaba, optando por el lado más humano, aquel que es capaz de sentir amor.
La manera de ser de Gerome representa más complejidad que la simple obstinación de Vincent o la sumisión de Irene. Concebido para ser superior no asume su fracaso. Se siente inválido, pero orgulloso de ser genéticamente superior. Termina convirtiéndose en una persona cínica y amargada. Poco a poco, sin embargo, va comprendiendo que su perfección genética no es más importante que el tesón y el esfuerzo de Vincent. Entiende que la eugenesia no significa sino solo jugar con ventaja, aceptando de buen talante que Vincent pueda conseguir lo que se proponga, incluso más que el hombre mejor capacitado. Así, Gerome cambia. Hace suyo el sueño de Vincent y se implica tanto como él por alcanzar el éxito. Van desapareciendo el desprecio y el rencor con los que en un principio se dirigía a Vincent hasta el punto de que no puede evitar exteriorizar su orgullo y admiración por él.
A mi parecer Gattaca está dotada de un argumento interesante, un guión sólido, personajes complejos, una maravillosa fotografía y una excelente banda sonora. Pero más allá del goce estético, es, sobre todo, un estímulo para la reflexión, una llamada de atención, un aviso sobre las posibilidades más inquietantes y al mismo tiempo más esperanzadoras de una tecnología, la genética, que progresa cada vez más rápidamente, al margen de los diversos debates éticos que suscita.
No es posible ver Gattaca sin reflexionar acerca del asunto que plantea y que tal vez sea, es, más importante que la propia película. ¿Es ético modificar el genoma?
La respuesta no ofrece dudas cuando se trata de evitar cánceres, ceguera, síndrome de Down o muchas otras enfermedades. Pero ¿se debe establecer un límite a lo que consideramos enfermedad?
Estaría justificada para eliminar la miopía, pero ¿también para lograr una estatura más elevada, ojos azules y piel clara? ¿Dónde está el límite?
Los países más desarrollados podrían crear una raza genéticamente superior donde el sueño de Hitler se quedaría en nada.
Ah, una curiosidad: el título de la película, Gattaca, está formado por las cuatro iniciales de las proteínas que constituyen el ADN: A, G, T y C, adenina, guanina, citosina y timina.