Alicia Fernández Viguin
No soy escritora, ni entendida en leyes, ni especialista en mobbing o acoso laboral, ni nada que se le parezca. Soy una persona normal y corriente, una víctima más de esta tortura de nombre tan atractivo, tan de nuestro tiempo, pero que esconde una cruda realidad de la que cualquiera puede ser víctima en cualquier momento ya que depredadores, narcisistas y personalidades psicopáticas las hay en cualquier parte y ver lo que se esconde tras un bonito envoltorio cuesta tanto que en mi caso pasó de amistad a tortura.
Hace ya algunos meses o quizá más, se me hizo una entrevista en lo que era un blog, el Rick’s Café. Un amable periodista me dio la oportunidad de exponer mi caso antes de ni siquiera haber ido a juicio y digo esto porque en programas de TV me habían rechazado por no tener una sentencia firme.
Ahora vuelvo para contar que finalmente gané la nulidad de mi despido en diciembre de 2013, pero lo que debería haber sido el fin de todo, solo era el inicio de otro calvario. ¡Si! Su señoría me dio la razón porque se habían vulnerado dos artículos de la Constitución Española relacionados con el acoso.
Seguro que muchos pensareis ¡qué bien!, a volver al trabajo o ¡qué duro! tener que volver al sitio donde pasó todo, pues no. ¿Cómo piensa todo el mundo que funciona?
Lo normal es que la empresa (y más si alega pérdidas económicas en otro despido, como es el caso) procediese a readmitir al trabajador y pagarle los salarios de tramitación, es decir: el sueldo que ha dejado de percibir el tiempo que ha estado esperando para ser juzgado. Total, que debería haber vuelto al trabajo con un dinerito en el bolsillo y recuperando el año y medio de paro que estuve esperando juicio, sí sí… ¡Un año y ocho meses para ser exactos!
Y, mientras, si la empresa quiere, recurre al Tribunal Superior de Justicia de la CCAA, en mi caso el TSJ de Cataluña. Cuando lo releo me parto y me mondo de la risa.
¿Qué ha pasado?
Pues que en este magnífico país en el que vivimos, te pueden hacer lo siguiente: Te dejan en casita, el dinero en la cuenta del juzgado no vaya a ser que te lo gastes y el paro congelado hasta que el tribunal dicte sentencia. Y ahora viene lo que el 95% de la población encuestada responde: Jo, ¿pero cobras por estar en tu casa? ¿Pero qué más quieres? Todo el tiempo para hacer… sí, el pino. Eso es lo que todo el mundo desearía, incluida yo, en otros tiempos. Pero vamos a analizarlo en profundidad.
Una persona vapuleada, insultada, vejada, que le han faltado a sus derechos constitucionales, lo que quiere es que se le repongan dichos derechos y si de paso el culpable se va derechito a la cárcel por psicópata, mejor que mejor. Dicho esto, repito te dejan en casa, sin el dinerito, que después de una temporadita cobrando el paro, estás canino.
Pero si alguno no está convencido todavía, os voy a contar un par de cosas más, a mí me echaron por despido disciplinario, por según ellos llevar dos meses rascándome la nariz a propósito. Te vas a la calle con la parte de la nómina, las vacaciones y las pagas extra. Pero si os digo que recién despedida además de la demanda de despido, me vi obligada a interponer una demanda de cantidad porque me adeudaban 4.000 euros del despido. Esto ya va subiendo de tono, ¿no?
Ahora vamos a pasar a la parte más aberrante porque la hay.
Resulta que la sentencia se publicó en diciembre y la empresa en la primera nómina se olvidó de pagarme la parte proporcional de unas pagas. Bueno pues si os explico que se les pidió amablemente que rectificasen el error y como consecuencia de este vil acto de reclamación de derechos, a partir de ese momento ya no tengo nómina.
¿Conocéis a algún trabajador al que se le niegue la nómina?
Pues yo ¡sí! Encantada de conoceros.
Y claro el dinero a reclamarlo con otra demanda de cantidad… porque a estas alturas habréis imaginado que sentadita en casa llorando no me quedo, tengo otros trastornos regalo de esta situación, pero la depresión no es uno de ellos. Eso no es todo, ¡amigos!
Porque hay más y como dicen, no hay dos sin tres y he tenido que interponer otra demanda de cantidad para no cambiar la rutina… porque se atrasaron en pagarme otra paga en junio.
Así que de agradable no tiene nada, más bien al contrario y aquí estoy en casa viendo pasar los días, esperando sentencia, y aguantando el chaparrón sin nóminas, sin papeles de hacienda, viendo que el ingreso en la cuenta bancaria es cada vez menor, sin poder saber porqué, … Luego se extrañan de que tenga que ir al psiquiatra.
En fin, espero no desanimar a nadie, pero sí me gustaría que todo el mundo conociese la injusticia que se esconde tras esta situación. Te acosan, te defiendes, te despiden, te defiendes y luchas, esperas mucho tiempo, el día de juicio te empujan literalmente a adoptar un pacto, te niegas y sigues luchando, afrontas el juicio, sigues esperando para sentencia y cuando parece que todo va a acabar solo le das otra vuelta al círculo vicioso y todo sigue igual o peor según se mire…
Pero pienso seguir hasta que esto acabe y si piensan que el desgaste me hará caer, más bien al contrario cada táctica, cada desprecio, cada piedra en el camino que me encuentre la saltaré o la rodearé…
Citando a Mario Benedetti:
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda, y se calle el viento.
Aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo. Porque cada día es un comienzo nuevo. Porque esta es la hora y el mejor momento.