Lord Argel
La noche de Cronos es luminosa. Esta aseveración de la Profesora Titular Mercedes Comellas en el Prólogo de esa obra, editada por Ediciones En Huida, no solo es clarificadora sino un excelente arranque. A quienes escribimos nos preocupa desde tiempo inmemorial la primera frase de un libro. ¡Cuántos arranques hemos ido almacenando escritores, lectoras, en nuestra memoria a lo largo de la Historia!
No es una obra que pase desapercibida la que ha escrito Alejandro Lapetra, la prologuista presentarnos, Ediciones En Huida dar el valioso paso de editarla, y el catedrático Vázquez Medel en catalogarla en su día como el mejor Trabajo de Fin de Master en cinco años del Programa Académico de Escritura Creativa de la Universidad de Sevilla. De hecho ha recibido el Premio Extraordinario el citado trabajo de Lapetra.
Para quien esto escribe, La noche de Cronos (Ediciones En Huida) es un caso práctico a seguir como ejemplo de convertir un proyecto de investigación y escritura en una excelente realidad creativa que llega a los lectores que saben valorar la labor del escritor, editor, distribuidor y docente. Personas que suman cada una desde su circunstancia concreta, cada una aunando la sana cooperación entre lo público y lo privado. Ahora llega la hora de que el público lector rompa moldes preestablecidos desde hace tiempo y separe el grano de la paja.
El sábado 7 de marzo escuchaba con conocimiento de causa a dos escritores (Candela Junco y Javier Gil) durante la presentación de su novela escrita a cuatro manos, Aunque sea un rato, hablarnos en el sevillano espacio La Sala sobre los problemas que hoy tienen todos aquellos que quieren publicar. Pocas son las editoriales que se arriesgan a dar el paso, desde algunas con mucha solera del pasado hasta otras que realmente son meros instrumentos de poner un nombre civil y comercial para que otros con mucha ilusión y algunos con talento se autoediten. En el mundo editorial es necesaria que haya una autocrítica honrada y profesional que separe lo no publicable por falta de calidad de lo que sí merece la pena. Precipitarse en confiar un buen libro a quien no sabe valorarlo ni a comprometerse como es su responsabilidad a distribuirlo ni a promocionarlo ni a editarlo, no es el camino.
Hecha la acotación, volvamos a La noche de Cronos donde a nivel de diseño destaca la buena maquetación, la fuente que es legible, o el rasgo de la Colección DRelatos de solo enumerar las páginas impares. Es elegante la cubierta con ese elemento lleno de símbolos y un doble significado y continente: ¿Es una ventana? ¿Es un cuadro? En cualquier caso ambas posibilidades son plausibles e incluso complementarias.
Desde mi punto de vista, es posible mejorar el faldón con varias tramas de colores de la cubierta, optando por tonos pasteles. Esas tramas de colores más intensas, propias de libros de los años setenta e incluso ochenta, no aportan los matices luminosos que unas tramas más suaves si nos dan. El último detalle a mejorar, sabedor de que Ediciones En Huida está en pleno camino de superación, disfrutando de ese sendero de mejora, es usar una fuente más pequeña para la contracubierta -otro rasgo de esta Colección DRelatos-.
Os decía al inicio, queridos lectores, que La noche de Cronos es un libro en el que Lapetra se nos muestra audaz, valiente, arriesga. Me preguntaréis por qué:
Porque aborda temas humanos eternos a partir de los diferentes géneros literarios y periodísticos. Y lo hace Alejandro Lapetra siendo consciente desde el inicio de la dificultad que ello implica, y anunciándonoslo en el Epílogo. Combina la belleza y la bondad de la Ética y de la Estética juanramoniana de la que también bebió el maestro Francisco Ayala.
Con sutilidad y con unas dosis de humor esperpéntico e irónico, Alejandro Lapetra pone el acento en aquellos que solo piensan en una triada de nuestro tiempo: el dinero, el fútbol y la construcción sin escrúpulos. Recuerdan esos relatos o la obra de teatro A la sombra de los cipreses a lo mejor de Valle Inclán, Darío Fo y Franca Rame, Rafael Álvarez El Brujo, Billy Wilder, Roberto Benigni o Molière. Pero además Lapetra lo hace reivindicando las segundas oportunidades en la vida.
En aquella interviene el azar pero también la causalidad y el descubrimiento que cada persona tiene que hacer de su destino. Tras consultar la bibliografía que ha trabajado Lapetra, lo animo a leer ciertas obras de Ortega y de Julián Marías porque puede hallar en ellos un océano que recorrer en su barco periodístico y literario. Como él sabe, ambos practicaron esos oficios y dieron cabida en las publicaciones que editaron o en las que participaron a literatos y plumillas muy diversos. A Gabriel García Marquez, otra de las referencias de Lapetra como manifiesta en la serie de reportajes Traédmelos con vida, es posible potenciarlo siguiendo el método de la razón vital e histórica a través de una conversación intergeneracional que nos enriquezca.
Se acuerda también Lapetra en La noche de Cronos de aquellos hombres y mujeres que por circunstancias y decisiones propias o ajenas han caído en una angustia personal. Es el caso del contable de vida gris, profesión elegida porque en teoría y en la supuesta práctica generaba una vida socioeconómica estable, y que al ser despedido entra en una espiral de problemas económicos, drogadicción y alcoholemia que lo conducen a una vida caótica. Es entonces cuando aparece la otra dicotomía: la lucha entre el Papá Estado y el Antipapá que es el Mercado. Está claro que en el término medio aristotélico comienza la sanación, la salvación y el retomar un camino virtuoso previo descubrimiento de la vida auténtica.
Para ir cerrando esta reseña, apreciados lectores, vemos como en La noche de Cronos todo sucede entre la madrugada y el amanecer. Es la eternidad de lo temporal. Hay un guiño lleno de talento y sensibilidad que no puede pasar desapercibido para cualquier persona que se acerque a leer este libro: en No hay mañana hay todo un gesto noble a la complicidad entre el hombre que sabe tratar a una mujer y a ésa que sabe apreciarlo y valorarlo.
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